“El Punto cubano”, por Yeray Rodríguez

Los verseadores o poetas de Canarias perpetúan una tradición que va y viene.

¿Podría sorprender la inclusión del punto cubano en el rico caudal folklórico que durante siglos ha ido perfilando el pueblo canario? Sí, por varios motivos. Uno de ellos podría ser que se entendiera esta manifestación, quizá por su denominación, como un cuerpo extraño dentro de las especificidades tradicionales isleñas; es desde este planteamiento desde el que pueden escucharse frases que implican dudas acerca de la canariedad o no del fenómeno (“Es que eso no es canario” ). Ya digo que quizá el nombre despiste, pero igualmente podrían despistarnos términos como malagueña, tango herreño o polka.
Otro argumento que debemos rebatir en esta primera entrega es aquel que concede únicamente a una isla, La Palma, el cultivo de esta tradición. Injusto sería no reconocer a la Isla Bonita el celo con el que siempre ha mantenido su devoción, pero no es menos cierto, y mes a mes lo comprobaremos, que si bien La Palma, llevando a los escenarios el punto cubano y teniendo el mayor número de improvisadores con diferencia, guarda una estrechísima relación con todo lo que contemos, otras islas (me atrevo a decir todas) han sido cuna de improvisadores. Puedo citar algunos vivos de diversas islas como el gomero Francisco Arteaga, el herreño Vicente Hernández, el grancanario Antonio Herrera y el majorero Juan Ramón Rodríguez.
Si esto es así hoy día, a principios del siglo XXI, podemos afirmar sin tapujos que fue tradición extendida por todas las islas y que en todas ellas latente o patentemente ha sobrevivido. Además estoy centrando el análisis en la improvisación de décimas por parte de verseadores (o poetas como también son llamados), pero si pensamos meramente en la presencia de décimas en la memoria colectiva del pueblo y en el canto espontáneo u organizado de las mismas tenemos aún más argumentos para sostener esta tesis.
Son múltiples las décimas rescatadas de muchas memorias y son muchas las agrupaciones folklóricas que han llevado el punto cubano a sus discos y su repertorio.
Por si no hubiera razones suficientes, está investigación quiere ser también un homenaje. Un homenaje encarnado en lo que se ha dado en llamar música de ida y vuelta, a esos que precisamente hicieron la ida y la vuelta o solamente una de ellas. Por aquellos canarios anónimos que con el único equipaje de su miseria cruzaron el charco buscando no sólo la mayor de las Antillas sino otros entornos de la vasta América, hoy disfrutamos de tesoros como éste.
En el punto cubano, sin lugar a dudas la muestra más representativa, vamos a encarnar lo que podríamos llamar folklore de la emigración. La expresión íntima de un pueblo, hecha música y canto, atraviesa su propia historia, da noticia de ella, y la emigración ha sido consustancial al pueblo canario y está entre las cuerdas del laúd y en el canto de los verseadores, haciéndose voz de los que no tuvieron voz y se fueron más allá de Orchilla a ver si la vida se portaba mejor con ellos
¿PUNTO CUBANO? ¿DÉCIMA?
Una vez situados, adentrémonos en la manifestación del punto cubano propiamente dicha. Cada mes nos acercaremos a una definición que vaya despejándonos el panorama que a este género atañe. Creo que es de rigor empezar por definir la décima, la estrofa a la que acompaña el punto cubano, nombre que deriva, probablemente y según apuntan algunos estudiosos, del punteo que el instrumento de plectro, sea laúd, laudino, bandurria o tres, realiza. El adjetivo cubano, de más está decirlo, vincula directamente esta manifestación con la realidad antillana que tanto conocieron nuestros emigrantes.
La décima, estrofa de diez versos, admite distintas combinaciones. La que nos va a interesar es la atribuida al poeta malagueño Vicente Espinel, que la utilizó en su publicación Diversas rimas (1591), y que por ello recibe el apellido de espinela. Esta estrofa realizó un peculiar itinerario que la llevó de las obras de creación de autores cultos barrocos o de otras épocas al canto improvisado o folclorizado de los campesinos de América Latina y Canarias.
El esquema de la estrofa es el siguiente. Estudiémoslo usando como ejemplo una décima del gomero José Hernández Negrín (Valle Gran Rey 1886 – 1955) y tomada de la recopilación realizada por su nieto Miguel Ángel Hernández, (Décimas de José Hernández Negrín, CCPC, La Laguna, 1994, p. 60):
a - Cariñosa amiga mía,
b - afable y encantadora,
b - pájaros de voz cantora
a - han de celebrar tu día.
a - Si oyeres dulce armonía
c - alrededor de tu hogar,
c - no te vayas a extrañar
d - ni te ocasione recelo
d - que son ángeles del cielo
c - que te quieren saludar.

Como se comprueba, estamos ante una estrofa de diez versos octosílabos y rima consonante distribuida en el siguiente esquema: abbaaccddc. Este es el esquema clásico, el atribuido a Espinel. No obstante dos puntualizaciones se hacen necesarias. La primera de ellas es que en nuestros acercamientos al género, tanto en su vertiente cantada como escrita, no siempre nos vamos a encontrar con décimas que respeten fielmente este esquema (versos no octosílabos, rima asonante) y la segunda es una cuestión que no puede pasar desapercibida y que merecerá nuestra atención en alguna entrega: el hecho de que, utilizando la música del punto cubano, se canten otras estrofas, por ejemplo de cuatro versos con rima asonante en los pares (las más habituales en isas y folías).

"Punto Cubano" en Canarias.

Comentarios

  1. Profesor soy Adrián del Saulo Torón :) Tengo una preguntas me preguntaba que si me acepta en el Facebook para poderle hablar por privado? sobre septiembre

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