En tiempos de coronavirus…
A todo esto hay que
añadir las hipótesis de que si las grandes élites están detrás de “la peste del
siglo XXI” (como algunos la denomina ya), con el Grupo Bilderberg (familias Rotschild,
Rockefeller, Morgan, Du Pont…) al frente o
con reconocidas multinacionales farmacéuticas (sí que es verdad que
muchos laboratorios estuvieron investigando otros tipos de coronavirus), etc.
Lejos de “teorías conspiranoicas” de uno y
otro lado, mirando de reojo las amenazas de Vladimir Putin, comparando la “Ira
de Dios” con la suya para amenazar a todo el mundo (¡cómo si él, en caso de
beneficios, no tomara parte del botín de la multinacionales farmacéuticas!), y
con la población mundial en estado de terror y de emergencia, lo cierto es que
el poder de este virus era y es destructivo en tres aspectos: uno, en su
propagación; otro, en el hecho de que colapsa todo el sistema sanitario, hasta
el punto de convertir en ruleta rusa a los casos de emergencia (si ya los
hospitales tienen un reducido número de camas, las unidades de cuidados
intensivos de los nosocomios no dan para tantos casos cardio-respiratorios
graves, ante lo cual habría que aplicar “técnicas de épocas de guerra”: obligar a los médicos a decidir no intubar a algunos pacientes muy viejos, como está
ocurriendo en Italia); el último, la grave crisis económica que afectará y que
ya está afectando a los autónomos y demás personas que no cobran del dinero
público (mi persona cobra de “lo público”).
Hubo “muchos negacionistas” que se reían del bombo y platillo que se le estaba dando
a todo este tema, priorizando otros asuntos de los que ni toca hablar ahora ni
apetece siquiera mencionarlos. Alguno dirá que yo pude actuar así de alguna u
otra manera; podría ser, aunque siempre estarán ahí los textos periodísticos
que sobre el trato mediático de esta enfermedad repartí a mis alumnos (la
finalidad fue, es y seguirá siendo la de siempre: fomentar la opinión crítica
entre ellos, sin intentar manipularlos. Sí, porque para ser sinceros: de una
forma u otra se llega a condicionar en cierta medida el pensamiento de nuestros
discentes, por mucho que uno trate de evitarlo).
¡Y ya
por último, llegan las teorías panteístas de que la Naturaleza está castigando
a la raza humana y que habrá un antes y un después de esta pandemia mundial!
Sí, es cierto: muchos decrecionistas hemos visto las imágenes de peces, cisnes
y hasta delfines en las contaminadas aguas de Venecia, hoy cristalinas…Ilusiona,
por supuesto, y nos queremos agarrar al clavo ardiente de un nuevo milagro de
la Madre Naturaleza, ¿pero existen los milagros en tiempos de capitalismo
salvaje y consumista (National Geographic habla de imágenes manipuladas)?
Esta pandemia del COVI-19
nos ha hecho más humanos, nos ha permitido volver a soñar con un mundo mejor y
en armonía con la Madre Naturaleza. ¿Acaso es poco regalo el de soñar con un planeta
limpio en el cual podamos vivir en confraternidad?
Ya no solo nos
acordaremos de un CR7, de un G7 o de un ÍBEX 35, sino también de un COVI-19 que
nos recordó que hemos ocupado durante mucho tiempo el lugar de otros animales
en el planeta…Las civilizaciones pasan, sobre todo las que están desunidas y
compiten entre ellas, pero la Naturaleza es eterna...
Pedro R. Mederos Díaz.
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