“Mi relato sobre la COVID-19”, Carla Santana González


En mi historia, quiero empezar por contar mis vivencias sobre un virus que al principio no me llamo la atención. Cuando subió el número de los contagios en China, que fue el primer foco de infectados por este tipo de coronavirus en la ciudad de Wuhan, a España todavía no había llegado.

  En España llegó al final de enero, pero entre febrero y marzo hubo muchas manifestaciones, conciertos, reuniones, grupos, etc.
 Ya en marzo y después de todos esos conflictos de manifestaciones, fue cuando aumento el número de casos de contagios. Fue el día 14 de marzo cuando el presidente de España decidió el “Estado de Alarma”; pero ya en el mes de febrero, a mitad de mes, en Italia se situó el segundo foco de contagio: cerraron todos los colegios, institutos, universidades, museos, tiendas comerciales, etc.
  El “Estado de alarma” en sí  no me afecto, sí me preocuparon las clases: ¿cómo nos iban a mandar las tareas y como no iban hacer los exámenes, porque son malas estas fechas, ya que yo misma tuve un catarro que nada tuvo que ver con la COVID-19.
  Los profesores nos mandaron por el correo de instituto lo de la plataforma “Classroom”. A través de ahí a nos mandaban tarea y formularios como si fueran exámenes. En ese momento me sentí tranquila. Todo el mes de abril lo he llevado al día de todas las tareas y formularios.
 Cuando el presidente del Gobierno dijo que los menores de 14 años podían salir, lo vi un poco rápido. Gestionaban todo muy rápido conforme iba bajando los casos. Después los mayores, mejor dicho los ancianos, que murieron en residencias u hospitales sin despedirse de su familia y no poder abrazarlos o darles un besos a través de unos cristales o través una video llamada de un móvil o tablet y que se quedaran más tranquilas las familias, para que supieran si no están infectados o sí, pero no lo querían decir.


¡Y después el sufrimiento, la pena de no despedirse de ellos…!
 Por suerte, mi familia más próxima no se ha contagiado; pero si un familiar de mi abuela, que es mi prima creo. Por lo menos mis abuelos han venido por aquí para ver a los nietos y a los hijos, porque son mayores y pueden caminar aquí libre (pero en llano, no en subidas). Por aquí viven tres hermanos y una hermana de mi madre, que son mis tíos, y sus hijos, mis primos.
 Salí a la calle en Mayo, con normalidad pero con precaución.

  Para ir finalizando, me gustaría acabar opinando que muchos políticos, el presidente y otros muchos, tuvieron que haber frenado antes este coronavirus, por todo el mundo y, sobre todo por los ancianos. Estos tenían una vida y el virus ha vencido sus organismos. Los que tenía alguna patología previa tampoco lo han vencido, porque los medios no gestionaron bien la protección  necesaria contra el virus.
  Y por último, hay que dar un toque de atención a las funerarias, las cuales se dieron cuenta tarde de que mucha gente que estaba muerta por la misma enfermedad y no hicieron las pruebas necesarias para saber si era el virus y por no estar con protección, porque el Gobierno no las avisó de las consecuencias del virus.



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